La humanización de nuestras empresas.

\"MSc_students\"Recursos Humanos es la única área dedicada a atender los requerimientos del personal.

El ser humano fue construido para trabajar. Ocupar nuestro tiempo en actividades productivas nos permite desarrollar todo nuestro potencial creativo, nuestra mano de obra y nuestras capacidades realizando las tareas que el trabajo nos impone. No puedo imaginar un solo día sin trabajar. Simplemente creo que me volvería loco. El trabajo, finalmente ennoblece al ser humano.

Hagamos un cálculo sencillo: el día tiene 24 horas, de ellas regularmente utilizamos 8 para dormir; cerca de 11 horas diarias las utilizamos en actividades relacionadas con el trabajo, considerando que habremos de transportarnos y comer en la empresa; finalmente las restantes 5 horas las dispondremos en actividades personales y de desarrollo.

Este es el panorama real de prácticamente toda la humanidad y es por ello que nos sentimos satisfechos de la manera como administramos nuestro tiempo.

Si dedicamos la mayor parte de nuestras vidas en el trabajo, éste debería ser el sitio donde podamos desarrollar todo nuestro potencial humano. Así sucede con aquellas personas que han encontrado en su trabajo el sitio adecuado para detonar todas sus capacidades, sus intereses y facilidad para integrarse a grupos.

Cuando además se tiene la fortuna de encontrarse laborando en un sitio en el que se considera a cada persona como un ser humano con necesidades y carencias, encontramos un buen lugar para crecer, desarrollarse y laborar.

Debo advertir que esta realidad aplica tanto para usted, como para mí. Buscamos el mejor lugar para desarrollarnos, para sentirnos importantes, para colaborar y participar. Es por esa razón que la rotación del personal es a menudo un reflejo de estas necesidades no satisfechas en la empresa, entre otras muchas razones.

Existen diferentes filosofías de trabajo entre los empleadores:

Hay empresas que dado su crecimiento difícilmente pueden identificar a las personas por su nombre y se es necesario preguntar el área a la que pertenece, número de nómina o cualquier otro detalle que nos sirva para localizar la naturaleza del origen de esta persona. En cambio hay otras empresas donde cada colaborador es identificado por el mismo dueño de la empresa y éste (que es un buen patrón), conoce tanto como le es posible a su trabajador, le llama por su nombre, conoce sus años trabajando con él en su negocio y con suerte, hasta la manera como se integra su familia.

Es lógico suponer en qué empresa se encontrará más satisfecho el trabajador, aunque debo mencionar que no siempre este modelo funciona, es necesario compensar, no solo con el salario y las prestaciones, las necesidades humanas de nuestro personal no necesariamente implican un mayor costo para la nómina porque se traduce en detalles que no tienen un precio, pero sí un importante valor humano.

Las tendencias globalizadoras y el crecimiento desmedido de las empresas impiden que este acercamiento “humanizador” entre las personas se haga cada vez más complejo y difícil. En muchas empresas, aún cuando el dueño del negocio sea una persona humanamente admirable, puede tener representantes suyos en la estructura de su organización que piensen que “nadie es indispensable”, me refiero a jefes, supervisores y personal de mando que no comparten o aplican la forma de trato que el dueño o el director de la empresa se preocupa por mantener y conservar. Simplemente son estilos de liderazgo que “se permiten” no intencionalmente, que contraponen las órdenes y estilo del dueño con la de sus representantes.

No son pocos los empresarios que, iniciando con un pequeño negocio, consolidan una organización de grandes dimensiones y desde el principio se han apoyado con su personal y éste, naturalmente, ha llevado a sus negocios con un crecimiento sostenido a pesar de las adversidades que viven las empresas en los entornos comerciales.

He tenido el gusto de conocer de cerca empresarios tan generosos que ofrecían a sus colaboradores dónde vivir sin pagar un solo centavo de renta mientras trabajaran con él, creo que estas historias a nadie sorprende y son sumamente cercanas a nosotros de alguna forma. El escenario parece cambiar mientras es más grande la empresa o tiene más “prestigio internacional”, para ello se han creado instituciones dedicadas a calificar a las empresas con certificaciones como “Good place to work”, títulos que no serían necesarios si no existieran casos de gran cantidad de empresas que abusan de sus colaboradores.

Es que ¿realmente nadie es indispensable?

Debo decirle que esto lo incluye a usted y a mí, dependiendo dónde trabajemos.

Desde mi punto de vista es indispensable contar con colaboradores confiables.

  • Es indispensable contar con colaboradores honestos.
  • Es indispensable tener personal con capacidad de aprender.
  • Es indispensable ayudarse con personal dispuesto a apoyar a su empresa en los momentos más difíciles.
  • Es indispensable promover el sentido de pertenencia, cuidado a la empresa, sus recursos, su personal y los intereses del empresario.
  • Es indispensable tener al mejor personal en nuestras empresas, si somos la mejor empresa para ellos.

Una fuerte tendencia en el mundo se orienta a re-humanizar a las empresas. En distintos países del mundo el trabajador que cumple con calidad y eficiencia el estándar de producción, no tiene un horario fijo de salida, programan sus vacaciones, integran equipos de trabajo eficientes, elevan la productividad, desarrollan proyectos innovadores que darán a la empresa utilidades cuantiosas, resuelven problemas complejos sin mayores ayudas y recursos que los que ellos mismos tienen. Los resultados de las empresas que han emprendido este camino obtienen grandes resultados de tan arriesgados sistemas y los han venido manteniendo durante años, colocándolos como líderes indiscutibles en las esferas internacionales, ya se trate de armado de vehículos automotores o bien servicios de tecnología de información.

El ser humano no tiene límites cuando se le otorga la confianza a personas que merecen esta oportunidad, pero el primer paso que invariablemente deben dar estas empresas es la humanización de sus fábricas. El personal responde en consecuencia.

Piénselo usted: en primer lugar debe trabajar en la empresa donde quiere realmente dedicar la mayor parte de su vida. En segundo lugar debe desear desarrollar todo su potencial como persona. En tercer lugar debe tener la oportunidad de encontrar retos y objetivos por superar. La metodología para hacerlo podrá ser diferente dependiendo del reto de que se trate, sin embargo, el primer paso es imprescindible: humanizar a la empresa para proporcionar un valor adicional al negocio que permita que la persona vea su trabajo como el mejor sitio para crecer.

A pesar de que usted trabaje en un gran emporio comercial con rigurosas líneas de comportamiento organizacional, le aseguro que en ningún lugar está escrito que deba deshumanizar a su personal, lo que significa que puede hacer todo lo que se necesario para lograr que sus colaboradores vean la empresa como su mejor oportunidad para crecer.

Humanizar su empresa requiere un trabajo de desarrollo de las líneas de mando y a partir de ahí, comenzar a buscar las fórmulas que permitan a sus colaboradores participar activamente en el desarrollo de efectivas soluciones de productividad.

Muchos de mis clientes me preguntan constantemente cuánto costaría una estrategia de este tipo, mi respuesta siempre es la misma, por lo regular no se necesita dinero, sino una serie de tácticas y recursos logísticos para generar la dinámica humanizadora, ocasionalmente costará un poco de dinero, pero no será determinante.

¿Qué puede hacer desde su sitio?

Le aseguro que en su posición puede hacer mucho más de lo que se imagina, pero es necesario trabajar una estrategia y proponerla a la dirección. Vale la pena intentarlo.

Esta es una recomendación de sus asesores de PROSESO CONSULTORES.

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